¿Qué harías si un lobito con cara de no haber roto un plato te pidiese ayuda para crear una fiesta para su amiga de caperuza roja? Nosotras lo tuvimos claro y nos pusimos manos a la obra.
A caperucita le encanta este árbol, así que tuvimos claro que su mesa dulce iría aquí.
Nos pusimos a trabajar contra viento y marea (bueno, viento y marea no, pero la lluvia fue nuestra compañera en todo momento) y la mesa dulce empezó a ver la luz.
¿Un poquito más cerca?
Bueno, pues aquí está la mesa tan chula que entre LOBO y Kissing Frogs conseguimos montar. Ah, pero ¿que quieres ver más?. Claro que sí, estamos deseosas de enseñaros todos esos pequeños detalles hechos con mimo que hacen de nuestra mesa, una mesa con
magia.
Las galletas decoradas a mano con sus botellines de leche. ¿quién les diría que no?
Y estos llamativos chiquitines crecían aquí y allá salpicando de color nuestra mesa.
Dulces, muchos dulces. Y cómo no, la tarta (bueno tartas, que LOBO no acababa de decidirse y dijimos: pues mira, dos)
Decoramos unos sandwiches por aquí...
...unas cucharitas por allá...
La guirnalda...
Y ya sólo nos faltaban los detallitos para los invitados: unos tarritos bien monos con chuches, frutos secos y miel.
Y como nos prometió que no se comería nada antes de que empezase la fiesta, dejamos a LOBO ahí sentadito esperando a Caperucita y al resto de sus amigos.
¿Habrá cumplido su palabra?, yo creo que sí.